John Christensen

John Christensen es Presidente del Consejo de Stamp Out Poverty (ONG internacional) y Director del Balanced Economy Project, que defiende reformas de la política de competencia en Europa y el Reino Unido. Sr. Christensen tiene una formación como auditor y economista del desarrollo y fue cofundador y director de la Secretaría Internacional de la Red de Justicia Fiscal, con sede en Londres. Su ámbito de especialización actual se centra en los paraísos fiscales y su impacto en el desarrollo internacional. Anteriormente, John Christensen trabajó como administrador societario y de fideicomisos en Jersey y desempeñó el cargo de asesor económico del gobierno de Jersey.

Se licenció en Economía Aplicada con la máxima calificación, completó un Máster en Economía y Derecho por la Universidad de Reading y realizó estudios de postgrado por el Green Templeton College (Universidad de Oxford) y la Facultad de Economía y Ciencias Políticas (LSE) de Londres.

"La lucha contra la evasión fiscal es crucial para liberar a los países en vías de desarrollo de la necesidad de recibir ayuda y la dependencia de la deuda. Inspectores fiscales sin fronteras es un programa importante y práctico destinado a apoyar a las administraciones fiscales de los países en desarrollo con capacidad de auditoría y a investigar las complejas y secretas tramas de evasión fiscal utilizadas por las empresas multinacionales." 

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Reflexiones

IFSF: Usted fue uno de los fundadores de la idea IFSF. ¿Cuán lejos cree que ha llegado la iniciativa desde su origen?

J.C.: Inspectores Fiscales Sin Fronteras se originó en una serie de discusiones entre 2009 y 2011. Ciertos funcionarios fiscales de América Central y África subsahariana participaron en algunas de estas discusiones, en las que tomé consciencia de la acuciante necesidad de apoyo técnico con las auditorías fiscales y la investigación de complejas estructuras de ventajas fiscales.

En los comienzos del movimiento de justicia fiscal, algunas personas creían que la idea de promover una organización centrada en la capacitación era tangencial a la misión principal de la Red de Justicia Fiscal (TJN, por sus siglas en inglés) de abogar por un cambio sistémico. Sin embargo, yo considero que ambas tareas son complementarias y totalmente coherentes con nuestro objetivo más general de trabajar con los Gobiernos de los países que reciben ayuda para aumentar los ingresos fiscales y reducir la dependencia de la deuda externa y los flujos de ayuda.

Lo que teníamos en mente desde el principio era un programa que implicaba a los Gobiernos y las organizaciones internacionales; la sociedad civil tendría una función que desempeñar, aunque a diferencia de Médicos sin Fronteras, organización en la que nos inspiramos, esta iniciativa requeriría colaborar con las autoridades fiscales al más alto nivel. En la práctica, la colaboración entre la OCDE y PNUD ha demostrado ser un gran éxito, gran parte de lo cual puede atribuirse al entusiasmo y el carácter de las personas que forman el equipo central, quienes han hecho todo lo posible por hacer realidad el sueño que es IFSF.

En muchos sentidos, IFSF se encuentra todavía en su fase inicial, pero ya ha demostrado ser un concepto que ofrece resultados tangibles. Ahora, en su cuarto año de actividad, se ha reconocido como un exitoso agente capaz de recaudar cientos de millones de dólares adicionales en impuestos para destinar al desarrollo sostenible. Y no menos importante, está cambiando la cultura fiscal entre los actores clave de la comunidad empresarial. Según las últimas estimaciones, cada dólar invertido en IFSF ayuda a generar más de 100 dólares en recursos nacionales adicionales para los países en desarrollo, lo que supone un éxito impresionante desde cualquier punto de vista y una tasa de rendimiento prácticamente inédita en el sector del desarrollo.

Me enorgullece y honra enormemente haber tomado parte en el extraordinario recorrido de IFSF desde su creación y estoy verdaderamente entusiasmado con las perspectivas para los próximos años. IFSF está a punto para llevar a cabo cambios transformacionales que aportarán beneficios tangibles a los habitantes de muchos países en desarrollo.

 

IFSF: Usted ha sido un importante defensor internacional del papel de la sociedad civil en el diálogo internacional más general sobre fiscalidad. ¿Qué motiva su pasión por el tema y cómo puede IFSF promover e influenciar estas discusiones? ¿En qué aspectos se está progresando y en qué otros sigue habiendo desafíos?

J.C.: Comencé a interesarme por la fiscalidad internacional a finales de los años setenta, cuando participé en una serie de diálogos de la sociedad civil sobre la mitigación de la pobreza y el desarrollo de estrategias de salida de la ayuda. Fui uno de los primeros en defender la idea de que la fiscalidad es el mejor medio para reducir la dependencia a la ayuda. A medida que profundicé más en las complejidades de la lucha contra los flujos financieros ilícitos y las drásticas oscilaciones en los beneficios, entendí que el cambio sistémico a nivel internacional debía ir acompañado de una capacitación fiscal a nivel nacional.

Los cambios sistémicos internacionales están muy avanzados, por ejemplo, a través de la adopción de normas relativas al intercambio de información país por país y una cooperación reforzada para el intercambio de información entre las autoridades fiscales nacionales. La creación de IFSF ha establecido la segunda parte de la ecuación: la capacitación y la transferencia de conocimientos fundamentales con el objetivo de ayudar a los países en desarrollo a apoyarse más en sus recursos nacionales generados por el sistema fiscal.

Las normas en materia de fiscalidad internacional han cambiado en gran medida en los últimos años y es probable que cambien radicalmente en la próxima década. Ahora que los Gobiernos responden a los desafíos de la era digital, se debaten cambios que parecían inconcebibles hace solo tres años. Puedo imaginar una situación en la que se implementen programas de apoyo que permitan a las autoridades judiciales reforzar su capacidad para gestionar litigios fiscales complejos. Hace diez años los funcionarios fiscales discutieron acerca de esta necesidad en nuestros diálogos y creo que es otro ámbito en el que puede contribuir en gran medida el modelo IFSF.

 

IFSF: ¿Qué podría considerarse un éxito para IFSF en el futuro?

J.C.: Estoy convencido de que IFSF debe reforzar su compromiso con la cooperación Sur-Sur. Ya hemos iniciado o completado once programas dentro de esta categoría y claramente hay margen para expandir la cooperación Sur-Sur en el futuro próximo. Espero que esto mitigue el miedo que aún persiste, especialmente entre la sociedad civil, a los conflictos de intereses de los países asociados. Afortunadamente, muchos funcionarios fiscales de los países del Sur Global poseen una gran experiencia en complejas auditorías fiscales de empresas multinacionales y están bien posicionados para transmitir sus conocimientos y experiencia.

Asimismo, me gustaría que un mayor número de países en desarrollo iniciaran requerimientos de auditoría fiscal y en una gama más amplia de industrias.

A medida que las normas en materia de fiscalidad internacional evolucionen para cubrir las necesidades de un mundo en transformación, IFSF tendrá que adaptarse para gestionar los nuevos requerimientos de los países en desarrollo. Nuestro éxito en la satisfacción de las necesidades de estos países contribuirá en gran medida a cumplir las promesas de los ODS.